La primera moneda paraguaya

Durante el gobierno de Don Carlos Antonio López y Don Mariano Roque Alonso (1842-1844), se reconoció la necesidad de contar con moneda propia. Por Ley del 24 de noviembre de 1842, fue ordenada la acuñación de monedas de cobre hasta completar la suma de 30. 000 pesos; doce de ellas equivalían al valor de Un Real de Plata.
La Ley autorizó acuñar también monedas de plata que nunca se acuñaron, pero sí las de cobre, que circularon y que tuvieron una larga historia.
En aquel tiempo el país no contaba con los elementos necesarios para la acuñación, por lo que resolvió, como lo autorizaba el Decreto, a contratar en el extranjero y fue nombrado el señor Andrés Gill, a gestionar dichos servicios, quien se contactó con el cónsul norteamericano en Buenos Aires, el que recomendó al señor Enrique Gilbert, también de nacionalidad norteamericana, que ya había intervenido en la acuñación del «décimo» de Buenos Aires, aparecido en 1822/23.
«Doce monedas de cobre hacían Un Real; ocho Reales eran Un peso, así que cada peso equivalía a 96 monedas de 1/12 y 30.000 Pesos hacían un total de 2.880.000 monedas, que debían ser entregadas en la Villa del Pilar; libre de fletes y otros gastos».
«En pago por la acuñación, el gobierno se comprometía a entregar al señor Gilbert la cantidad de 30.000 arrobas de yerba mate, una vez que fuesen descargadas en el puerto de Villa del Pilar».
«Si bien la fecha de 1845 era la pensada para ponerla en circulación, al final resultó ser solamente la fecha de acuñación, pues las primeras partidas tardaron bastante en llegar; eran descargadas de los buques de ultramar en el puerto de Montevideo, luego transportadas hasta Corrientes y de allí recién eran enviadas hasta Pilar».
«Mientras esperaban el trasbordo en Montevideo, ocurrió que algunas monedas «saltaron» de los cuñetes, por causas no muy bien definidas y comenzaron a circular; aunque en muy pequeña cantidad, en el Río de la Plata».
«Enterado Don Carlos de esta anormalidad y con el objeto de preservar su valor adquisitivo y también el nombre y la responsabilidad de nuestro país, dispuso inmediatamente una desvalorización del 50% del valor de las mismas: Doce monedas de cobre valdrían solamente Medio Real y 192 monedas harían Un Peso».
«Aquí tenemos el caso de que la primera moneda paraguaya sufriera una desvaloración (si así se quiere llamar), antes de empezar a circular».
«Esta desvaloración, a causa de su circulación prematura en el Río de la Plata, también produjo desavenencias con el acuñador, al cual se le redujo la cantidad de yerba que recibiría por la última entrega de 12 mil pesos en monedas, pues en esos momentos, representaban solamente 6 mil pesos y por los que se le entregó solamente 6.000 arrobas de yerba».
Mientras se acuñaban las monedas en el extranjero, Don Carlos también decidió que se las podría acuñar en nuestro país y envió a Don Andrés Gelly al Brasil a buscar y adquirir una prensa y las chapas de cobre correspondiente, pues los troqueles originales vendrían con las monedas.
La prensa llegó y se instaló en un local propiedad del señor Patri, ubicada en lo que hoy son las calles 14 de Mayo esq. El Paraguayo Independiente, teniendo así Paraguay, por primera vez, «UNA FÁBRICA O CASA DE MONEDAS».
En nuestro país se acuñaron apenas un diez por ciento de las que se hicieron en Inglaterra; al final, en el Paraguay salieron 287. 664 monedas, las que por su naturaleza y estructura son perfectamente distinguibles, en razón que los cuños traídos de Europa, en el trayecto sufrieron la acción de las aguas marinas, lo que produjo señales en los mismos, que se tradujeron enpicaduras, que posibilitan reconocer las piezas acuñadas en Asunción.

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